La mañana del sábado 11 de agosto en la Parroquia de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, en Monterrey, Nuevo León, el P. Eduardo Robles-Gil, L.C., director general de la Legión de Cristo, recibió la primera profesión religiosa de quince novicios, la renovación de votos de dos religiosos y la profesión perpetua de Ernesto Federico Simroth, L.C., Juan Pablo González, L.C. y Salvador Orta, L.C.
“Queridos hermanos, sobre todos los que hacen su primera profesión y su profesión perpetua, queridos padres, amigos todos, en esta primera parte de la ceremonia terminamos dando gracias a Dios cuando escuchamos que nuestros hermanos se quieren consagrar en la Legión de Cristo, quieren perseverar hasta la muerte.
En esta eucaristía, agradecemos a Dios su presencia, su amor continuado, del que a veces no nos damos cuenta, no nos damos cuenta de que Dios está presente, y por eso en primer lugar agradecemos a Dios, agradecemos a la Santa Iglesia, al Papa, a los obispos”, dijo el P. Eduardo Robles-Gil, L.C., al inicio de la homilía.
Recordó: “la Iglesia como madre acoge a su pueblo y nos acoge a nosotros como familia espiritual, es en el seno de la Iglesia donde Dios nuestro Señor habla y se hace presente de manera particular, agradecemos mucho, realmente mucho a los padres de familia como iglesia particular, en donde gracias a su ejemplo, su testimonio de fe, pueden sus hijos encontrar a Dios de una manera personal. Dios se hace presente, en la Iglesia, se hace presente en la familia, y se hace presente en el alma de cada uno de nosotros.
Dios está presente siempre, nos busca porque nos ama, porque somos sus hijos, porque somos su pueblo, y Dios nuestro Señor nos llama de manera particular a la vocación religiosa o a la vida consagrada, o al sacerdocio. Dios habla de una manera particular en nuestro corazón, de una forma que nosotros podemos escuchar y terminamos reconociendo.
Es un llamado de todos los días y ahí están las condiciones -el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, que tome su cruz todos los días. Porque el que gana su vida la pierde y el que la pierde por mí la gana para la vida eterna-, para una forma diferente de vivir esta vida, con los ojos puestos en Dios, con los ojos puestos en las almas, con los ojos puestos en el cielo, con los ojos puestos en la vida eterna”.
Posteriormente, dijo: “En la vida religiosa todos los días se tiene que luchar contra sí mismo, cuesta, pero vale la pena, vale la pena porque tenemos un tesoro en nuestro corazón, un tesoro en la misión, en nuestro sentido de la vida, en entregarnos a Dios y a los demás. Las almas son también nuestro tesoro.
La Iglesia pide por las vocaciones, la Iglesia ruega que haya consagradas, consagrados, sacerdotes, agentes de pastoral, porque la Iglesia de Dios necesita de apóstoles que los lleven a Dios”.
Para finalizar, el P. Robles-Gil pidió una oración por los Hermanos que profesaron y renovaron sus votos, así como por toda la familia espiritual del Regnum Christi y por las casas de formación: “porque no deja de ser un desafío para Dios nuestro Señor, para que Él envíe operarios a su mies en nuestra familia espiritual, es una petición que nosotros hacemos a Dios: ‘tú mándanos a quienes nos quieras mandar’, porque Él es el Señor de la mies, Él es el dueño del mundo, el dueño de la historia, agregó el Padre”.
A la ceremonia asistieron los familiares de los novicios, Legionarios de Cristo que ejercen su trabajo apostólico en la ciudad de Monterrey y algunos legionarios de otras ciudades, laicos consagrados, consagradas del Regnum Christi, amigos y seglares.